lunes, 30 de noviembre de 2009

1. Sinopsis.



Este libro reúne los poemarios completos escritos por nuestra excelente poeta Blanca Varela entre 1949 y 1983: Ese puerto existe, Luz de día, Valses y otras confesiones, así como su obra maestra: Canto villano.
El libro contiene además una sección de Otros poemas (no recogidos hasta ese momento en libro) e incluye un esclarecedor prólogo del destacado crítico italiano Roberto Paoli.
Canto Villano muestra la presencia de lo cotidiano, el sentido del humor y la ironía, además de la apelación a textos de la más diversa procedencia, desde los más triviales a los más prestigiosos, dan como resultado una nueva poética. Esta nueva etapa alcanza su mejor expresión en Canto villano (1978), en el que enconramos algunos de los poemas más reconocidos de la autora.

Producción poética de los últimos veintinueve años de esta poeta peruana que, fiel a su rigor ético y a su ascetismo estético, se ha negado tanto a ensayar nuevas experiencias formales como a aceptar los códigos de la no-significación, pues su poesía es y quiere ser una poesía comunicativa.




2. Métrica


Tiene la influencia del surrealismo, por lo tanto su métrica rompe tanto con la estrofa, la puntuación, la métrica de los versos como con la sintaxis alterando por completo con la estructura tradicional de las composiciones.




3. Temas Específicos de los poemas.


La animalidad y materialidad del ser humano se redimensiona en la poesía de Blanca Varela a partir de este poemario. Influida por el existencialismo de Sartre, en su obra hay una intensa concepción de la existencia terrena y del ser humano como ser material. Esa visión proviene de los años setenta, por ejemplo cuando en el poema "Canto villano" que da título a su poemario, la vida se derrumba ante la pobreza porque la vida no puede ni siquiera reflexionarse si desaparece su sustento primero, el alimento. Por ello en estos versos el alma es, irremediablemente, el cuerpo. La soledad del plato transmite la condena del ser humano al cuerpo, a su condición animal, y por tanto a su inexactitud y a su dolor. Por ello lo más inmaterial se convierte en algo físico. Un sentido omnipresente en toda su producción que es el contraste entre la luz y la oscurdiad, entre la iluminación y la ceguera.






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